Teatro «La TorreMocha y la Leyenda de Don Pelayo

Erase que se era una alquería árabe llamada Albaida con más de sesenta casas y unas tierras muy fructíferas. Por entonces se llamaba “Solúcar-Albayda” . Solúcar por ser esta zona donde duerme el sol y Albayda por el blanco de sus casas. Fueron muchos años de dominio musulmán, casi ochocientos, durante los que nos dejaron toda su cultura, costumbres y formas de vivir.

De entre estas casas destacaba una gran torre que todos conocemos como la torre mocha ¿¿¿La conocéis??? . Este era el punto estratégico militar para defender nuestro pueblo desde donde las tropas musulmanas vigilaban día y noche todo el valle del Guadiamar.

Era “El Alxaraf” (Aljarafe) la zona más alta y rica de la comarca y servía como despensa a la capital del reino musulmán, Isbilia. Es decir, de los productos de aquí se abastecía de alimentos a Sevilla.

Para poder conquistar Sevilla, era necesario tomar primero esta zona para cortar el suministro y que los habitantes de la capital se rindieran por falta de alimentos.

Fue desde la Torre Mocha desde donde en 1.246 se vieron venir las tropas del ejército cristiano para reconquistar Sevilla. Era el ejército de Fernando III conocido como “El Santo”.

Al mando de este ejército estaba el gran maestre de la orden de Santiago D. Pelayo Pérez y Correa. Él fue quien montó la estrategia para conquistar todas estas tierras a los moros y hacerlas cristianas.

¿¿¿Queréis conocer a D. Pelayo???

Pues seguidme que os lo voy a presentar….

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1 comentario en “Teatro «La TorreMocha y la Leyenda de Don Pelayo

  1. Ayer, sábado día 8 de noviembre de 2014, paseando en mi bici y recorriendo mi ruta habitual de lectura, como todos los fines de semana, llegué hasta la “Torre Mocha”, monumento emblemático que se encuentra en esta localidad del alto aljarafe sevillano que se llama Albaida del Aljarafe.
    Al llegar como digo a este lugar, me encontré con un escenario cuya puesta en escena a punto de comenzar, trataba de: “La Torre Mocha y la leyenda de Don Pelayo”.
    Una “obra escénica” realizada al aire libre donde participaban las personas que pertenecen actualmente al Taller de Empleo – Albaida sostenible – y niños y niñas de edades comprendidas entre ocho y doce años.
    Tras la puesta en escena, deduzco, una vez observado las acciones y comentarios de los personajes participes a través de los diferentes «actos» que se ponían de manifiesto en aquel lugar, deduzco como digo, que había un objetivo principal a conseguir de este “taller teatro” organizado por las personas que componen el Taller de empleo de Albaida sostenible que es: – transmitir un mensaje-.en el sentido más general, objeto de comunicar, transmitir una información determinada como por ejemplo: Que los niños y niñas aprendan a relacionarse con los demás. Que los niños y niñas sepan que el comunicarse a través del leguaje corporal, gestual ayuda a perder la timidez, a jugar, y sobre todo divertirse. Que utilizando el teatro como recurso podemos realizar una actividad muy creativa, donde se van a combinar muchos juegos, técnicas, dinámicas, etc., donde se transmiten unos objetivos y principios de actuación como por ejemplo:
    -Potenciar habilidades sociales, afectivas, favorecer el relacionarse con otros niños y niñas; desarrollar capacidades de interpretación, ponerse en el lugar de los demás a través del juego; memorizar textos sencillos y adquirir capacidades interpretativas;
    fomentar actitudes, técnicas y habilidades necesarias para utilizar el juego dramático como un instrumento pedagógico; tener capacidad de improvisación, vencer miedos escénicos, perder la timidez, dramatización; aprender a escuchar, respetar a los compañeros, atender a ordenes…… y así un largo etcétera.
    Sin duda, a mi modo de ver, un acto interesante.
    El respeto a la diversidad étnica y cultural, la educación cívica apoyada en la ciudadanía plena y extendida, la pertinencia curricular frente a distintas realidades sociales y culturales con que llegan los niños a las escuelas, así como el fomento a prácticas comunicativas basadas en el respeto al otro y la reciprocidad en la comprensión, la amistad, son valores, son elementos básicos que los educadores y educandos debemos alimentar, criar y nutrir para instruir, informar y transmitir conocimientos.
    Tengo que decir que viendo la «obra», me preguntaba una y otra vez: «Que lo único que se de Don Pelayo es que existió». Digo esto porque ya no se a quién creer si a los cronistas cristianos o las cronistas musulmanes. La invención del pasado se cobra varias víctimas históricas. La mayor parte de sus damnificados están relacionados con los mitos fundacionales de la nación española. No se trata de una cuestión ideológica, sino de algo mucho más prosaico: la falta de fuentes históricas fiables que demuestren las peripecias de prohombres como el Cid o don Pelayo.

    Para que se hagan una idea: no existe ningún documento contemporáneo sobre la conquista árabe de Hispania en el año 711. Dato recogido por Murado para apuntalar su tesis: «Los documentos del pasado no solo son escasos, también son arbitrarios, el resultado de una selección que hacen el azar, el prejuicio y el pasado del tiempo». Por no hablar de las veces que tomamos como referencia histórica textos escritos con varios siglos de retraso. O las veces que convertimos relatos de ficción en hechos irrefutables. Así se escribe la historia antigua. En otras palabras: a figuras como El Cid y Don Pelayo hay que cogerlas con pinzas.
    Cuanto más antiguo es el personaje, más posibilidades hay de que el bulo lo envuelva todo. Algo que quizás no haga mucha gracia ni en Asturias ni en España: «Don Pelayo es una de esas figuras a los que yo llamo nombres vacíos. Un personaje del pasado del que sabemos poco más que su nombre. Lo máximo que podemos decir de Don Pelayo es que probablemente existió», cuenta Murado sobre el icono de la Reconquista de la Península Ibérica.
    Decía Cicerón:
    “No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser eternamente niños”
    Hecho este breve comentario mis felicitaciones a los responsables de la puesta en escena de: “ la Torremocha y la leyenda de Don Pelayo. Una narración breve de carácter ficcional protagonizada por personas que manifiestan una necesidad de comunicar un argumento práctico y sencillo.

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